Después de haber luchado por los colores de su país en numerosos y distintos combates, el líder de su tropa los ha dejado fuera de la última batalla: Sudáfrica. ¿Por qué? Fácil, el hombre que comanda este ejército es un niño caprichudo, además de que ni siquiera sabe quien puede militar en sus tropas o no.
Athos. No estarás en Sudáfrica por culpa de un sinnúmero de lesiones, mismas que te marginaron un buen tiempo de las canchas. Fácilmente podrías ocupar el lugar que dejó Sabah, pues además de contar con más habilidad y precisión de cara al arco, tienes velocidad y gambeta. Sin embargo el Vasco ha dictado tu sentencia.
Porthos. El por qué de tu ausencia en el Tri se originó el 3 de marzo del año en curso. Los culpables: Javier Aguirre y Cuauhtémoc Blanco. Pareciera que el Vasco planteó mal el partido a propósito, como si quisiera hacerte ver mal. Te mandó al ruedo solo, como único centro delantero, pero eso no es lo malo, sino el acompañante que te puso: El Cuauh. Además de su mal rendimiento, fuiste tú quien hizo su labor, y no al revés, obligándote a jugar de poste (y hasta de enganche) para que fueran otros quienes definieran de cara al arco. Claro que después vinieron las lesiones.
Aramis, tu situación es compleja. En primer lugar tu llamado era improbable, pero te lo ganaste, a pulso; y no sólo eso, en aproximadamente veinte minutos demostraste que tenías argumentos suficientes para por lo menos ser parte de la prelista. ¿Cómo?, con un gol en la eliminatoria. Sin embargo en el último semestre tu nivel decayó. El problema es que tu llamado llegó demasiado tarde.
Y D'artagnan. Tú fuiste presa del acto más cobarde en toda la tropa. Fuiste el feo al que la bonita le da alas, el niño que recibió la paleta y se la quitaron de la boca, el único y más valioso mosquetero en los últimos dos combates, el suplente perfecto de Guardado, incluso la pareja de Torrado, el hombre al que Javier Aguirre regresó a la Selección después de siete años, y que al final fue sustituído por Aldrete. Y todo por los caprichitos de un pseudolíder.