29/8/16

Sobremesa

Si esto fuera un equipo de futbol, yo sería como el 'Piojo' Herrera. Un hombre explosivo, apasionado por su trabajo, con el gusto por la táctica y el estilo Lavolpista; pero sobre todo, un 'animador' (Martinoli, 2015). Y es que ése es el caso. Con muchas ganas quise transmitirle a mi equipo mi visión, mi manera de trabajar, de ver las cosas, de cómo hacerlas mejor, más funcionales, más mecánicas, ordenadas, de manera que casi salieran en automático y sólo fuera necesario corregir sobre la marcha cuando hubiera situaciones extraordinarias. 

Pero la realidad siempre pega más duro que la expectativa. Y por eso el 'Piojo' nunca terminó por capitalizar todas sus ideas en la cancha. Los jugadores al final no le respondieron como él hubiera querido y acabó fracasando. Perdió los estribos y golpeó justamente a la persona que lo llamó 'animador', por sólo alentar a su equipo y no convertirlo en lo que él pregonaba; confirmando así la teoría de que no es más que una persona explosiva. Y por eso soy el 'Piojo'.

La diferencia es que yo me fui antes de que acabara rompiéndole la madre a las tantas personas que me vieron del hombro para abajo, incluido mi equipo. No quise meter en problemas a la directiva y comprometerla en que después tuviera que dar la cara porque uno de sus DT perdió el control y no supo manejar su carácter.

Y ahí es donde dejo de ser el 'Piojo'. Más bien me convierto en Nacho Ambriz, cuando de ser auxiliar técnico pasó a ser el director técnico, y los jugadores a los que pasó a dirigir lo vieron igual que antes, como un hombre blando más dedicado a mediar que a dar instrucciones. Para después llevarlo a su despido porque el equipo no caminó bajo su mando, ya que los jugadores nunca creyeron en él.

O puedo ser también el 'Tolo' Gallego –válgame el cielo– en los Tigres. Cuando en el '07 los jugadores le tendieron la cama para que lo despidieran, porque el equipo ya estaba cansado de su estilo de juego.

O como el 'Chepo' de la Torre con el Tri durante todo el '13.

O como Zubeldía con Santos: un joven al que simplemente no le salieron las cosas.

O como el 'Ojitos' Meza con La Máquina en el '05.

Para algunos quizá sea como el 'Loco' Bielsa. Que deja cualquier proyecto a penas siente que las órdenes se salen de su línea de trabajo/acción. La diferencia es que a mí mi equipo no me está llorando ni pidiendo que no me vaya.

Aunque yo me quisiera ver como el 'Tata' Martino con el Barcelona. Un tipo serio que simplemente sabe que cuando las cosas no funcionan, es mejor dar un paso de costado y dejar el sitio para alguien con mayor capacidad. Porque así es como veo esto al final: cuando las cosas no van bien siempre será más fácil que salga la cabeza y no todo el equipo. Por eso me voy.

Pero esto no es un equipo de futbol, y yo no soy todos esos prodigios del futbol y la táctica. Simplemente soy Luis y no pude hacer que mi equipo de trabajo viera las cosas ni cerca de cómo yo las veo. Por eso mejor me salí, con la idea clara de que las cosas no caminaron ni caminarán mientras yo esté a la cabeza.

Quizá estoy muy joven para el puesto, quizá me falta experiencia, quizá no era mi momento, pero sin duda tomo esto como mi primer fracaso dentro del ámbito laboral, y me lo tomo a título personal porque a final de cuentas el que siempre dio la cara por la operación del equipo fui yo, y los resultados no fueron los esperados.

Debo hacer una pausa y replantear qué es lo que realmente tengo qué hacer para conseguir lo que quiero, porque tengo muy claro que este camino tampoco es el indicado. Y ese es el problema: ahora sí no sé cuál camino tomar. Nunca me había sentido así; estoy desorientado, perdido. En lugar de tanta tontería y palabrería sobre el futbol, ahora realmente soy un perro, uno al que acaban de aventar en un lugar desconocido, después de haber vivido un considerable número de años en el mismo lugar; que deambula de un lado a otro sin encontrar dónde asentarse, de dónde partir.

25/7/16

Rayado/Corazón.