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Qué bueno que no metí ninguna apuesta con el pronóstico que me aventé la semana pasada sobre los últimos 12 invitados a la fiesta grande; le fallé a cuatro, resaltando el pase de México, que la neta aunque me esfuerce por ocultarlo, a huevo que estoy emocionado.
Evidentemente ya perdí mis 100 pesos de la quiniela porque Corea del Sur se quedó en el camino.
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Y ahora sí, entrando en materia, pues México a octavos de final por sexto mundial consecutivo. El primer tiempo me hicieron pensar que Croacia los iba a dejar fuera, pero para la segunda mitad finalmente despertaron. Obviamente fue porque sacaron al arbolito de Gio, y entró ese hombre que se hace pasar por el Chicharito, pero sin toda la técnica que se llevó al Manchester United, y con el triple de ganas que cualquiera de los convocados por el Piojo.
Sin embargo, creo que esto es lo más lejos que México llegará en Brasil. Sin el Gallito Vázquez será complicadísimo retener a la mejor ofensiva del torneo, además de que siendo objetivos, Holanda es mucho más equipo que México. Fue una linda emoción, casi me enganchan de nuevo, pero ni para qué me hago ilusiones, si la historia del Tri en copas del mundo es un loop infinito.
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El lunes por obvias razones hay poco trabajo en la oficina, y mucho menos a la hora del partido. No hay nada que moleste mi espacio para disfrutar del encuentro que decidirá el pase de México a octavos. Mi jefe parece tener demasiada conciencia sobre mi afición al futbol, y no me asigna ninguna tarea hasta después de las tres de la tarde: "Sí, no hay nada. Pero en cuanto se acabe el juego te vas a cambiar —pedí permiso para llevar el jersey verde—, porque se van derechito a San Diego. Ah, y si gana México prepárate para salir corriendo porque se van a cubrir el festejo".
"¡Gol!" tres veces. Todos felices. Ni se ha acabado el partido y ya me están tronando los dedos:
—Cámbiate ya.
—¿Nos vamos al festejo?
—No, tú te vas a San Diego. El Míster quiere que tú cubras allá por el tema de las traducciones.
Y toda la oficina se va al mitote en los monumentos del centro, mientras yo me quedo dormido en el último asiento de la camioneta al tiempo que cruzamos a California. "El más futbolero de toda la oficina es el único que no va", dice mi subjefe. Right on the money.
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Tanto que alabé a Italia en el primer partido, para que al final terminara quedándose en la primera fase. Aunque debo admitir, yo prefiero a Uruguay.
Y ya que andamos por esos lares, cómo han dramatizado con la mordida de Suárez. El tipo muerde, es una patología, necesita tratamiento, lo que sea, get over it. Peores barridas, planchazos, codazos, hemos visto en mundiales, y sólo porque Suárez se vale de sus dientes ya lo están criminalizando. No es que lo justifique, pero ahora resulta que todo el mundo está impresionado con esta conducta. Los animales a los que nos gusta el futbol, también tenemos lado humano (espero se entienda el sarcasmo).
Lo de Faitelson y Ramos en 'Futbol Picante', una vergüenza. Los dos, pero más David, por querer dramatizar el comportamiento de Suárez, y después hacerse la víctima tras los comentarios de Jorge. Mal.
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Costa Rica y Estados Unidos tienen todo para poner en alto el nombre de Concacaf. De entrada los ticos ya hicieron su historia, y los gringos de suerte pero están del otro lado. Lo que resta es seguir por el mismo camino, contra equipos que en el papel parecen ser mucho menos difíciles a los enfrentados en la fase de grupos.
Grecia está de milagro en octavos, y Bélgica no es ni cerca de lo que se esperaba. Nunca pensé decir estas dos palabras en conjunto, pero: aguante, Concacaf.
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Argentina otra vez en la siguiente ronda, sin convencer en su juego mostrado en los primeros tres partidos. Quizá su mayor desventaja es que en esta ocasión no le toca enfrentar a México. Ahora sí tendrá que descifrar a un equipo europeo que parece ir en ascenso. Por mí está bien que sigan avanzando, el único momento en que siento rabia contra ellos, es cuando nos eliminan de los mundiales.
7
El destino es caprichoso y puso a Chile otra vez donde mismo —en una dimensión paralela debe haber alguna especie de hermanamiento futbolístico entre México y Chile, pero para fines decepcionantes—, ya que por tercera ocasión enfrentará al equipo que los ha mandado a su casa en sus últimas dos participaciones munidalistas: Brasil, que para acabarla de amolar, este año es el anfitrión. Así que si los de amarillo no pueden, seguro que los de negro les ayudan.
Ya quiero que sea mañana. Por alguna razón me gustan las citas con finales infelices, pensando en que quizá ocurra lo contrario. A lo mejor por eso he visto tantas veces el partido de Portugal contra México en Alemania '06.
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Estos enlaces de 'Los mejores contra los mejores' de Comex, de verdad que resultan ridículos. De inicio se ven actuados, como si ambos conductores a huevo tuvieran que estar en desacuerdo. Después el tema de que siempre ponen a periodistas que en algún momento de sus carreras tuvieron choques personales. Le resta credibilidad a las dos cadenas que mejores analistas deportivos tienen.
Ayer me chuté el de Carolina Padrón y Marion Reimers, y la conductora de Fox Sports me cayó tan mal, que hasta dejó de lucir guapa para mí.
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Hay un detalle que parece relucir cada cuatro años desde el '98 a la fecha, cada vez que México consigue su pase a los octavos de final: la necesidad de hacer movimientos en el cuadro titular. Lapuente con el cambio de Lara; el Vasco con Sigifredo Mercado en la cancha y el cambio de Aspe; La Volpe con Guardado –que hasta cierto punto le funcionó–; y después el Vasco otra vez, pero ahora con algo de risa: alinear al Bofo. Recuerdo su cara antes de iniciar el partido: ni él sabía qué hacía ahí. En fin.
Ahora, Miguel Herrera se ve forzado a cambiar su once titular debido a la suspensión del Gallito. La lógica indica que Carlos Salcido sea su suplente, sin embargo como buen director técnico, el Piojo ya empezó a dar vuelo a la imaginación buscando variantes con Guardado o Herrera como único contención, o adelantando a Rafa Márquez, jugar con línea de 4, etcétera. Si realmente quiere sustituir un jugador, debería sacar a Giovanni Dos Santos y poner a cualquiera de los otros tres delanteros que convocó, punto. Lo de Salcido, es meramente un cambio hombre por hombre.
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Al final, siempre es igual. El futbol mueve las fibras más sensibles de un servidor, que para el mismo futbol no es nada más que otro aficionado. Ya estoy esperando impacientemente el domingo, aunque de entrada sepa y esté consciente de que vencer a Holanda no es algo fácil para el Tri.
Por ganas y esfuerzo sé que no van a parar, eso siempre queda de manifiesto. Pero en los torneos importantes y contra equipos grandes eso no sirve. Para muestra están los juegos de octavos de final contra Alemania en el '98 y contra Argentina en el '06. Planteamientos que a pesar de los experimentos parecían resultar perfectos, pero no lo fueron, y al final fue igual. Tampoco es que importe tanto, es cuestión de recordar un poco y hacer el drama habitual.
En la oficina el resultado es unánime: "México gana 2-1". ¿Qué les da tanta seguridad? ¿Es su optimismo desbordado por el hecho de ser mexicanos? ¿Es esa válvula de escape que yo también quiero? ¿O solamente en su lógica pambolera les resulta práctico que México, con baja productividad goleadora anote dos de milagro, y Holanda por ser una máquina de goles atine a meter uno? ¿O no es nada de eso? Son las ganas, pienso.
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La Naranja Mecánica del '98 era mejor que esta, y a pesar de todo sólo atinó a golear a Corea del Sur. Logró llegar hasta las semifinales, y perdió el tercer lugar contra Croacia. Esta versión le pasó por encima a una España desgastada, a una Australia combativa, y a un Chile talentoso, pero al final ineficiente.
El Tri del '98 también era mucho mejor que este. Triunfó notablemente contra Corea del Sur, y remontó un 0-2 en 45 minutos con Bélgica y Holanda, con una entrega que nunca he vuelto a ver a los mexicanos en la cancha. Tuvo en la lona a Alemania hasta el minuto '74, y por una falla del Matador, se quedaron en el camino. La Selección de hoy es más mesurada y mucho menos vertical, pero parece ser más efectiva, aunque tenga una cuota de goles baja.
Tanto México como Holanda disputaron su pase a los cuartos de final el 29 de junio del '98; frente a Alemania y la entonces Yugoslavia, respectivamente. Ahora, el tiempo los ha puesto en el mismo camino, el mismo día, pero uno frente al otro.
Ni siquiera sé para qué hago estas comparaciones. A lo mejor en alguno de mis obsesivos delirios estoy buscando el equilibrio entre cada versión de ambos combinados, para calmar mis ansias diciendo que sí hay manera. OCD.