2/1/13

2012 (Breaking Riveros)

Desde que empezó el año sabía más o menos cómo estaría el panorama los primeros meses: el cerdo de mi jefe —valiéndome de este término mal empleado, ya que esta especie de animal no es ni una cuarta parte de lo sucio que es el ser humano, en todos los sentidos— no quería que me quedara en el departamento, así que utilizó los medios más sutiles para provocar mi renuncia, y lo logró.

Así es que de entrada, estaría unos meses sin trabajar, seguiría dependiendo de mi Madre, y viviendo en un vecindario del que estaba harto. Eso aunado a una depresión de adaptarme a mi nueva vida, lejos de mis amigos más queridos, solo, y por supuesto, con el antecedente de mi último arresto.

No veía nada bueno en mi vida —salvo la China, a quien meses después le daría un par de balazos—, según yo, claro está. Sólo podía pensar en la injusticia de ese policía corrupto, y mi ficha. Incluso busqué la manera de vengarme legalmente. 

Al poco tiempo conseguí un trabajo inesperado, y una nueva casa. De repente todo se volvió fácil. Perdí el piso y olvidé las responsabilidades. Iba por un camino inexplorado. Entonces Jesucristo se molestó y me jaló las orejas: "todavía no, pero si le sigues así, vas derechito a la muerte; abre los ojos". Entonces desperté en el baño de la Cruz Roja, con la cara adormecida y un ojo cerrado. Minutos después entendí lo que trataban de explicarme.

No me atreví a tomarle fotos al carro. Nada más tengo mi foto de cómo estaba al día siguiente del choque, y  la cicatriz en el lado izquierdo de mi barbilla; esa que la mamá de la China tanto me quiso borrar.

Ahí entendí que estaba equivocadísimo, y que tenía una segunda oportunidad —no me volví Cristiano, ni nada por el estilo—. Hice todo bien durante cuatro meses. Hasta que una noche, en una de las mejores pedas del año, regresó esa personalidad retorcida que no recordaba, y que pensaba sólo era una anécdota, ya que sólo había aparecido una vez, hace cuatro años. Esa noche bautizaron a mi lado B como 'Riveros'.

Es lo más desagradable y difícil de controlar. En cinco meses ha aparecido dos veces, y ha dado indicios de reaparecer en varias ocasiones. La primera vez fue chistoso para mis amigos; la segunda casi pierdo a uno de ellos por una tontería. Tanto alarde hago sobre la capacidad de mi memoria, y Riveros es la única 'persona' que borra completamente mis recuerdos. Cuando él está, yo no.

No creo mucho en los propósitos de Año nuevo y esas cosas, pero para este 2013, mi principal objetivo es eliminar a Riveros de mi organismo. Supongo que él es la acumulación de mi coraje y molestias reprimidos, canalizados en una personalidad que aparece cuando he perdido toda la conciencia para expresar lo que siento de manera prudente y adecuada.

Quiero entender esto, porque esa es la única manera de controlarlo.

No todo es basura. El año pasado, cuando decidí que lo mejor era estar solo, me reencontré conmigo mismo, y me fui de luna de miel. Pero antes de eso, fui a partirle la madre a la China, para que viera que yo no me la merezco, o que no valgo la pena, o que se equivocó; aunque yo no creo que los noviazgos fallidos sean errores, de todo se aprende por más que nos cague.

En la recta final del año, La Raya se llevó el tercer lugar en el Mundial de Clubes, el Chelito salió campeón de goleo en el mismo torneo, y mi amor le anotó un golazo al Chelsea.

Por estas fechas también me han hecho enojar, pero creo que son pruebas (que valen la pena) para aprender a controlar mis impulsos, además de algunos corajes injustificados.

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